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Todo comienza quince días antes del 1 y 2 de noviembre. Allá por el 15 de octubre los habitantes de Tláhuac se aprestan a construir sus estrellas. El armazón de éstas se construye con carrizo que se va a conseguir a las chinampas, más tarde se forran con papel de china, aunque en la actualidad también se les pone celofán. El papel se adhiere con engrudo y deben ser colores combinados para resaltar la luminosidad de estas artesanías. Se les coloca un foco por dentro y se cuelgan en los lugares elevados de las casas, permitiendo de esta forma que todo el mundo las observe.

Cada noche deben estar prendidas para que cintilen como verdaderos astros en las calles de Tláhuac. Si se les preguntase a los tlahuacah por qué colocan estas estrellas, ellos, enseguida, responderían: «son para guiar a nuestros difuntos». En verdad tienen razón, las estrellas sirven para guiar a los difuntos en su paso hacia la tierra (tlalticpac), pero, también, lo cierto es que una creencia indígena guía este proceder y ésta proviene desde los remotos tiempos prehispánicos.

Se dice que cuando Quetzalcoatl va al Mictlan en busca de los huesos de los hombres de las generaciones pasadas, tiene que pasar un río caudaloso, para poder alcanzar su objetivo Quetzalcoatl llama a su nahual, especie de gemelo oculto, quien se llama Xolotl y resulta ser un perro, pero también una estrella. Él lo ayuda a pasar el río y otra serie de obstáculos hasta que logra rescatar los huesos de las humanidades pasadas y forma al hombre del quinto sol [1].

En esta tesitura podemos afirmar que las estrellas son Xolotl, ellas poseen el significante de perro–guía–estrella. Cuando nuestros muertitos emprenden su camino de regreso a la tierra tienen, forzosamente, que pasar este río caudaloso de nombre Apanohuayan, para lograr esto nosotros los ayudamos con las estrellas, la presencia del perro–guía de difuntos. De esta forma llegan hasta la tierra para convivir con sus seres queridos. Sin la existencia de estas estrellas difícilmente podrían cumplir su objetivo, por ello todos los tlahuacah colocan sus estrellas en las fachadas de las casas.

Además, en Tláhuac se nota un respeto por los perritos, ya que sin estos no pasaríamos este río del que los abuelos nos dan referencia. Por ello, antiguamente se daban consejos de cómo había que tratar a los caninos; inclusive, existen algunas leyendas con relación a personas que murieron y platicaron su experiencia en el «más allá»; asimismo, el cómo es que el perro les ayudó a pasar este cuerpo acuático. Así se les decía a los niños: ahmo ixmaca in chichitun, pampa yehuatzi techmoyacaniliz cuac ticpanozqueh acalohtle (no le pegues al perrito, porque él nos guiará cuando pasemos el río).

Este es el primer punto para que inicie la fiesta de día de muertos en Tláhuac. Después del 15 de octubre se pueden apreciar, en la negrura de la noche, las estrellas cintilando para guiar difuntos, nuestros difuntos. Es la presencia de Xolotl, él es quien está presente en cada una de los astros que brillan con esplendor por el regreso de nuestros muertitos.

Nuestros abuelos de Cuitlahuac Ticic (Tláhuac) quisieron guiar a los difuntos que emprendían el regreso del Mictlan hacia Tlalticpac, la tierra, colocando estas estrellas que en la penumbra de la noche cintilaban, marcando el camino que nuestros antepasados debían recorrer por los nueve lugares o parajes.

Cada noche, antes del «Día de Muertos», también llamado Miccailhuitl en las comunidades de habla náhuatl, en las calles de Tláhuac se pueden apreciar las estrellas centellantes, aquí está Xolotl guiando a nuestros difuntos para que lleguen a los hogares, en donde los esperan con una gran ofrenda (tlamanalli), conteniendo todas las delicias que nos ofrece la madre tierra [2]

El siguiente punto a seguir, ya casi llegando Día de Muertos, es el dirigirse al mercado o al tianguis para asirse con lo necesario para la colocación de la ofrenda.
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Texto del Doctor en Historia @Baruc Martínez Díaz para la Revista Nosotros (Ejemplar impreso Núm. 98, publicado en Noviembre de 2006)

Citas
1.- Baruc Martínez, Kuauhtonal, ¿Tleica cihcitlaltin?, ¿Por qué las estrellas?, México, Uey Kalmekak Kuitlauak, 15 de octubre de 2004, 17 p.
2.- Ibíd., p. 9. El subrayado es del autor (cursivas, en este caso).

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